lunes, 22 de febrero de 2016

BROOKLYN, la nostalgía al hogar.

Dir: John Crowley (2015)


           Eilis (Saoirse Ronan) es una joven irlandesa sin un futuro brillante por delante. Esto cambiará al presentarse la oportunidad de emigrar al Brooklyn de los años 50. En América irá encontrando una nueva vida y un porvenir con expectativas, pero la llamada del hogar surgirá en el momento menos indicado haciendo que tenga que decidirse por cual de sus dos vidas desea conservar.



             Película sobre todo lo que debemos dejar atrás cuando nos vemos obligados a abandonar el hogar, unas veces por trabajo, otras por la falta de él, o por estar con la persona amada. Tristemente en los tiempos que corren se añade nuevamente el abandonarlo por huir de guerras y fanatismos varios.  Una historia que se ha ido repitiendo a lo largo de la historia.  El cambiar de hogar es mucho más habitual de lo que pensamos y, aunque la mayoría de nosotros seguimos desarrollando nuestra vida relativamente cerca del lugar en donde nacimos, siempre habrá un porcentaje de población que se ve cada nuevo día enfrentada a un nuevo comienzo. Un comienzo que, muchas veces, es un partir desde cero. Sin familia, sin amigos, sin apoyo emocional. Los comienzos siempre son duros e inestables, pero la vida también ha demostrado que el ser humano se adapta a todo tipo de condiciones y ritmos de vida.


           Esto es lo que vivimos con Eilis (Saoirse Ronan) y su periplo hacia nuevos horizontes. En la película no se nombra, pero durante esos años la vida en Irlanda era muy dura y la población tenía una alta tasa de paro y pobreza, por lo que muchos irlandeses vieron hondear en tierras americanas la bandera de la esperanza y un futuro más optimista.


          Creo no equivocarme en que el tema central de la película es el apego a las raíces y la melancolía que un hogar y familia en la lejanía causan en el emigrante. Una sensación de vacío que, por mucho que consigamos mitigar, siempre estará ahí, como un cruel recordatorio de lo que hemos dejado atrás y lo que nos estamos perdiendo en cuanto a compartir momentos con nuestros seres queridos. Sensación que solo puede ser mitigada por lo que tenemos alrededor y lo que nos deparará el futuro.


            La película cuenta con un enfoque clásico que le viene muy bien respecto a lo que nos está narrando. Muy bien el tema del vestuario en cuanto a nuestra protagonista, el cual va mutando según su estado de ánimo hacia un cromatismo más colorido mientras que muestra a la Saoirse vistiendo el "verde irlandes" en sus primeros paseos americanos.


             La historia peca de ser un tanto fría y académica en cuanto a mostrar los sentimientos de una hermética Eilis. Sinceramente es un drama casi costumbrista sobre la sociedad americana e Irlandesa de esa época pero verdaderamente nunca llegamos a saber exactamente el porqué de que Eilis deba marchar a tierras americanas. El guión es demasiado convencional y no se sale de la senda habitual en este tipo de producciones. Tal exceso de corrección puede hacer de la película algo aburrido, aunque esté bien dirigida y estupendamente ambientada, porque se hace un poco monótono al conformarse con mostrar básicamente la vida amorosa de Eilis y poco más. Por suerte el final si está a la altura de las circunstancias y vemos un par de escenas magnificas entre Eilis y su madre que sin decir nada lo dicen todo.

La Nota de La Noche











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