lunes, 2 de abril de 2018

READY PLAYER ONE, envoltorio Vs contenido.

Dir: Steven Spielberg (2018)


          Corre el año 2045 y la penosa vida de gran parte de la humanidad es sobrellevada escapando a un mundo virtual que ofrece una experiencia de inmersión absoluta. El creador de dicho mundo virtual, fallecido 5 años antes, ha dejado un desafío final a modo de testamento cuya recompensa es la titularidad y control exclusivo de dicho mundo para el que lo resuelva. Por supuesto, la persecución de dicho premio conllevará peligros que traspasan las fronteras de este mundo virtual y que tendrá consecuencias temibles en nuestra realidad para el que intente resolverlo.



         Tengo que empezar reconociendo que no he leído ( no creo que lo haga ) la novela de Ernest Cline que adapta esta película, última producción hasta la fecha de Steven Spielberg. Dicho esto, no hay comparativa con el original escrito posible es estas palabras que vais a leer por lo cual solo he podido sacar mis conclusiones en función de lo visto, no de lo que podría haber visto o lo que falta, sobra o es inventado.


           También debo reconocer que me enfrentaba a esta nueva película con miedo. De hecho solo había visto un trailer y nada más, negándome a que me estropearan posibles sorpresas de la película con publicidad masiva y desproporcionada sin control alguno, lo que parece ser la tónica habitual en los tiempos que corren.


         Mi miedo se debía a ese tratamiento del mundo virtual visto en los trailers. No sabía si conseguiría conectar con una propuesta tan artificial, tan CGI y menos después de la decepción que me había supuesto "Mi Amigo el Gigante"...  pues bien, aún tardando un poco en meterme en la película, debo reconocer que sí que lo conseguí, dejándome arrastrar por una propuesta que de primeras parecía hacerse cuesta arriba pero que según iban pasando los minutos te arrastraba poco a poco a su terreno.


        Ready Player One, siendo una película de Spielberg, no parece pertenecer al autor. Y eso es porque Spielberg en este caso se dedica a hacer de Zemeckis (solo en su desenlace vemos claramente a ese Spielberg ochentero que gustaba de mostrar primeros planos de los rostros ensimismados de sus personajes), aunque solo sea a los mandos de la nave, y sin querer mimetizar personas como es el caso del propio Zemeckis, lo que hubiera sido un grave error. Aquí encontramos inicialmente a unos protagonistas digitales a los cuales nos vamos acostumbrando poco a poco según pasa el metraje y una vez superado ese momento Luc Besson, para pasar en última instancia a acostumbrarnos a sus entes físicos siguiendo las peripecias de este Wade Watts protagonista casi absoluto de la función.


         No conviene hablar de construcción de personajes porque no creo que la cosa vaya de eso, de hecho los avatares son casi tan fríos como los personajes que los manejan en el mundo real. Esto es un espectáculo para disfrutar, una oda aventurera de marcado tono geek para todos aquellos que hemos vivido una época ( o varias ) con constantes referencias y homenajes tanto al cine, la música o los juegos de toda una vida en diversas variantes y géneros. De hecho, la crítica social queda casi olvidada en aras de dar rienda suelta a lo que ocurre en este "Oasis" virtual.


        Es curioso ver como estas citadas referencias y homenajes van desde los 80 hasta los 2000 aproximadamente, siendo principalmente su núcleo el que va de la década de los 80 a los 90, con todas esas referencias cinematográficas y consoleras.  Y digo que es curioso porque en principio podríamos intuir que esta película está orientada a un rango de edad entre los 12 y 20 años, dando por hecho que muchas de estas referencias podrían quedar fuera de su alcance de visión o de experiencia.


         Así que, aún teniendo la falsa convicción de ser un producto diseñado para las generaciones más recientes, con todo ese halo de modernidad que la acompaña, realmente es una película que se disfruta en su totalidad si tienes una medía de edad que va de los 30 a los 50 años.... si no eres un tipo seriote de esos que ni juega ni ve cine en aras, por ejemplo, de hacer girar tu vida alrededor del fútbol.


           En cuanto a la película en sí, Spielberg lo vuelve a conseguir, confeccionando una película a la que los 140 minutos de duración se le pueden quedar hasta cortos, no achacando en ningún momento el amplio minutaje de la película. Y esto es buena señal, pues una vez más vuelve a contar con Michael Kahn para el montaje lo que siempre es garantía de fluidez.


        La fotografía vuelve a ser de Kaminski, del cual reconozco estar algo cansado por el uso de esa fotografía muy poco saturada que suele usar cada vez que trata películas de tono futurista ( Minority Report) y por último la Banda Sonora corre a cargo de un inspirado Alan Silvestri que se da gusto con una partitura rica en matices y en la que se puede permitir hasta auto homenajearse para deleite del espectador (Regreso al futuro).


          Pero claro, una vez vista Ready Playe One, habiendo salido de la sala, y con un poco de tiempo para digerirla me queda la sensación de ser un producto de fácil y rápida digestión. No puedo negar que tiene unos momentos tremendos que llenan las ansías del más friki o geek, que es super entretenida ( el momento Kubrick es para enmarcarlo ) y que tiene algún momento divertidísimo. Pero en mi opinión le falta algo de vida. Algo de tensión también ( es este punto recuerdo variantes cercanas como Tron o Matrix en la que la vida de los protagonistas estaba estrechamente ligada a la vida de sus avatares ) o directamente un archienemigo, villano o malo de la función, llamadlo como queráis, que genere verdadera antipatía y temor, y no simple patetismo a dos patas.


        Echo de menos esos vello de punta que nunca llega a hacer acto de presencia... Y eso que, como digo, tiene más de un momentazo, incluyendo la utilización del We´re not gonna take it de los Twisted Sister como acompañamiento musical para uno de los momentos cumbres. 


         Pero aún pasándolo estupendamente, la película no me ha dejado ese poso para la posteridad. Es una película que anda entre el filo cultural de dos generaciones muy distintas, intentando que ambas confluyan en un punto intermedio, y ese filo es muy afilado, no pudiendo contentar a ambas. Puede ser debido a mi edad o la poca apariencia en sí de película de lo visto, pues gana de calle su lado gamer y geek, pero es que en Ready Player One brilla más el envoltorio que el contenido.

La Nota de La Noche



















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