sábado, 2 de junio de 2018

BABY DRIVER, run baby run.

Dir: Edgard Wright (2017)




       Baby es un conductor fuera de serie y un buen tipo. Por desgracia no tiene otra opción que usar sus habilidades al volante como piloto de huidas en contra de su voluntad...


         Lo que está claro cuando vas a enfrentarte a una película dirigida por Edgard Wright es que no vas a ver algo dentro de lo convencional. En todo caso no sería normal viniendo de la persona que ha tenido a bien dirigir la trilogía del corneto entre otras o la película de Scott Pilgrim.


       Esto se ve desde los primeros instantes de esta película pudiendo observar un toque jovial y extrovertido en donde la música va a tener un componente de vital importancia a la hora de acompañar las frenéticas carreras de nuestro protagonista, interpretado por Ansel Elgort, visto hasta ahora principalmente en la saga Divergente y que viene arropado por un elenco de secundarios de gran presencia como son Jon Bernthal, Jon Hamn, Eiza González, Kevin Spacey, Flea, Jamie Foxx o Lily James.


        La película queda como un compendio de impresionantes escenas de huidas a coche o a pie conjugada con una historia de amor en un tono más naif en la que Lily James luce estupendamente cándida. Pero no solo de persecuciones adrenalíticas debemos hablar al referirnos a Baby Driver sino también  como presenta e interrelaciona a sus diversos personajes dándoles un carisma especial en el que cada uno tiene una presencia propia y bien definida.


       Por supuesto el personaje de Baby es el más icónico de todos ellos y genera una empatía automática para con el espectador, pudiendo vislumbrar como es tan hábil al volante como patoso a la hora de poner los píes en tierra y tener que desenvolverse a píe en su día a día. 


        Baby Driver es una buena historia sobre atracos y persecuciones que tiene una primera mitad maravillosamente construida y que da poco píe al aburrimiento, cosa que consigue mantener en su segunda mitad y tramo final, aunque aquí ya la fiesta es de traca derivando hacía un cine todavía más comiquero o incluso fantasioso, cosa que no esperábamos del todo viendo su inicio  pero que nos trae recuerdos de aquella "Amor a Quemarropa" de Tarantino.

La Nota de La Noche:









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