Dir: Jordan Vogt-Roberts (2017)
Hora de dejar el cerebro aparcado y disfrutar de una aventura fantástica de índole monstruosa. No es el momento de ponernos sibaritas ni andar buscando errores en una película que tiene como premisa a un Mono gigante de 30 metros, menos aún cuando este tipo de películas son más bien escasas, eso si, si dejamos a un lado todas esas obras maestras del canal SY-FY creadas con la malsana idea de que nos revienten los ojos viendo unos CGI y actuaciones de chichinabo.
Así que aquí lo tenéis. De nuevo nuestro amigo Kong viene a hacernos una visita y de nuevo caemos en sus fauces, garras o lo que queráis, ya lo hicimos hace unos años con Godzilla ( por dos veces ) y no le ibamos a hacer el feo al monstruo gigante que más antigüedad tiene en pantalla.
Esta Isla Calavera no es para nada un remake de la película de la RKO como si lo era el film de Peter Jackson. Primer acierto y punto para los productores ya que volver a lo mismo no me parece de recibo. Otro acierto es no dilatar para nada el metraje y ofrecernos un desarrollo rápido y ágil que nos estampa a Kong en menos que canta un gallo, pues ya lo hace en el prologo, para luego hacer que vuelva a hacerse dueño de la función cuando la película parece que todavía no ha arrancado.
Es esta aparición súbita de Kong ( vista en los trailers ) y al compás del Paranoid de Black Sabbath lo más espectacular de la película tanto visual como tecnicamente y es uno de los tres grandes set pieces de acción alrededor de los cuales se construye esta Isla Calavera aunque, como ya he dicho, es esta escena con los helicópteros la que se va a quedar en la retina de manera muy positiva ya que el resto del film no va a conseguir sobrepasar o igualarla, por lo que la sensación puede llegar a ser un tanto agridulce.
Otro asunto es que la Isla Calavera mostrada en pantalla se nos queda pequeña. Parece ser un pequeño islote más que una gran isla ya que todo parece acontecer en un periodo de tiempo muy escaso así como en distancias no muy lejanas. Seres gigantes y amenazadores vamos a encontrarnos, por supuesto, pero no tantos como quisiéramos. No es que quiera volver a repetir la saturación de criaturas que Peter Jackson tuvo a bien sacar en su película, pero en general hay momentos en los que nada de lo que vemos en pantalla parece fuera de lo común. Eso si, la fotografía y escenarios mostrados están muy bien retratados y son bastante preciosistas. Las cosas como son, al director casi no lo conocemos y se nota claramente que es una película de estudio que quiere llegar al máximo público posible, lo que hace que algunos planos estén simpáticamente resueltos para evitar exceso de casquería en pantalla.
Parte de este escenario son los personajes que pululan por pantalla. Digo lo de parte del escenario porque aquí lo que impera es hacer que Kong luzca y se de gusto dando estopa a los enemigos que le han buscado para la ocasión, que como amenaza para los humanos se sobran de buena manera pero que para el pedazo de mastodonte de nuestro amigo parecen no ser suficiente. No sé, quizás sea por su diseño un tanto rebuscado.
Volviendo a lo que decía anteriormente, los personajes casi parecen parte del escenario y, aunque me caen muy bien Brie Larson y Tom Hiddleston, tanto el uno como el otro se quedan en poca cosa para lo que prometían y Brie Larson es que casi sobra. Mejor construidos parecen por su parte la terna de soldados que los acompañan, ya que estos si que tienen unos lazos afectivos mucho mejor marcados y el director consigue que te preocupes por ellos ante el creciente "Bodycount".
Mención especial para John C. Reilly cuya aparición preocupa ya que parece que va a dinamitar la dinámica de la película pero se torna en el mejor alivio y contrapunto para que la película al final no nos parezca tan monótona y para Samuel L. Jackson, empeñado en que creemos un subgénero fílmico basado en sus películas. Está en todas el condenado Samuel, unas veces para bien y otras para mal. En Kong vuelve a dar muestra de su buen hacer y nos entrega un personaje que podría ser mucho menos agradecido en otras manos pero que en las suyas se convierte en la némesis perfecta para nuestro querido hiper-simio, ya que con muy poco deja bien asentado al personaje, pues solamente debe de hacer de "Samuel enfadado".
Un poco de oscuridad tampoco le habría sentado mal a la película, sobretodo en su parte central, cuando vamos descubriendo un poco más la isla calavera pero aún así es una buena muestra de cine de monstruos y aventuras para pasar una velada amena.
Por último y para el que no lo haya pillado, la película está directamente relacionada con el universo presentado en el Godzilla de hace unos años, (los propios títulos de crédito son muy similares en concepción y música), pues se prevé una futura película que enfrente de alguna manera a los dos gigantes así que, mientras tanto, a disfrutar sin muchos miramientos.
La Nota de La Noche:
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