Dir: Jean-Francois Richet (2016)
Tito Gibson es un ex-convicto y ex-alcohólico que tendrá que romper todos sus autolímites para poder salvar la vida de su reaparecida hija de las garras de unos despiadados traficantes.
La vuelta al ruedo del tito Gibson viene de la mano de esta producción de bajo presupuesto y de perfil bajo que se apoya enormemente en el carisma que, para muchos de nosotros, todavía Mel atesora pese a sus continuas meteduras de pata y la hipocresía mediática de las altas esferas hollywoodienses.
Blood father es casi una road movie en la que la huida es la constante pero sin cargar las tintas en un montaje adrenalítico o parkinsiano sino que se toma su tiempo para desarrollar un poco a los personajes gracias a un ajustado montaje y una buena dirección de corte clásico por parte del francés Richet, director del remake de Asalto al distrito 13.
El guión no es que sea nada nuevo, de hecho, revolotea una sensación constante a Deja-vu durante todo su metraje que es cosa mala ( incluida una escena que recuerda a la Temporada 2 de Fargo ) , pero por lo menos tampoco se da infulas de gran cine. Cierto que por ahí tenemos a William H.Macy, Michael Parks, Miguel Sandoval ( tuneado e irreconocible), Diego Luna y finalmente a Erin Moriarty para llevar a buen puerto este film pero, sinceramente, hemos visto a Gibson, el cual usa muchos de sus recursos habituales, en mejores bretes y la película no termina de dar todo lo que, quizás por la presencia de su protagonista o por el propio título de la misma, prometía.
Aún así, bienvenido de nuevo a casa Mel, te hemos añorado motherfucker.
La Nota de La Noche:
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