VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS, a space oddity.

Dir: Luc Besson (2017)

       Cursa el siglo 28 y los agentes especiales Valerian y Laureline son encargados de descubrir quién amenaza con destruir la estabilidad de Alpha, la ciudad de los mil planetas.

        Luc Besson para muchos solo hecho un par de películas buenas. La mayoría olvidamos su faceta como productor y guionista, además de la de director. Como productor ha tenido suficiente ojo como para darnos dos sagas de acción adrenalítica como son la de Transporter y Venganza, mientras que en su faceta como director yo me enmarco en los que seguimos alabando películas (marcianadas ) como Nikita, León el Profesional o El Quinto Elemento, viendo el resto de su cine con interés al ir dejando perlas desperdigadas por todo el hasta que le dio por meterse en un fregado como el de Arthur y los Minimoys.

       Justamente el recuerdo de esta última saga fue la que más miedo me producía cuando los primeros avances de Valerian iban llegando. ¿Qué tipo de película nos ofrecería Besson? ¿ Un nuevo Quinto Elemento?,¿una nueva película infantil?... Desde luego dichos adelantos parecían ir en esa línea...

         Así nos plantamos frente a Valerian y La Ciudad de los Mil Planetas y lo primero que empezamos a quitar de la ecuación es que se trate de una película infantil, pues no lo es, sino más bien una película de acción espacial, una space-opera para todos los públicos y que puede llegar a contentar a una franja muy amplia de espectadores teniendo al júvenil como objetivo siempre, claro está, que entren en el juego de Besson, que ya sabemos que es muy especialito con sus guiones.

         Valerian es un despiporre visual. Una maravilla cargada de referencias en cada fotograma. Su riqueza nos hace rememorar los tiempos de El Quinto Elemento, con un diseño de producción y arte encomiable y con piezas de diseño y vestuario estrafalarias. La parte del CGI, de la que ya presuponiamos una auténtica avalancha brilla a un alto nivel, dando una sensación de realismo que nos mete de lleno en la aventura. En esta ocasión no ha contado con Éric Serra a la batuta sino con Alexandre Desplat lo que ayuda a aplacar el resultado excéntrico a través de una composición de corte clásico y sinfónico que acompaña muy bien la función pero que tampoco destaca.

         En cuanto al guión hay que reconocer que Besson se lo ha currado con unas set pieces muy conseguidas y trabajadas. Desde ese inicio de la película con el Space Oditty de David Bowie enmarcando los origenes de esta ciudad de los mil planetas la película se deja ver con una facilidad pasmosa y llega a haber momentos en los que acabamos obnubilados por todo lo que llega a acontecer en pantalla viendo como embarulla el argumento y lo retuerce para forzar esas situaciones propias de su cine, perlado de ese humor semi-absurdo aunque, pese a todo, el director sabe dirigir bien la cámara para no hacernos perder la dirección.

        Sus únicos puntos realmente negativos son una duración un tanto excesiva de 136 minutos y una pareja protagonista que no tiene el carisma ni la química necesarias para comandar la nave. Dane DeHaan es buen actor pero le falta ese aire socarron que el personaje intenta desprender y Cara Delevingne es todo presencia pero su personaje parece poco trabajado. Una pena, pues si el resultado con esta pareja hubiera sido otro la película habría subido bastante en su valoración y, aunque me pese decirlo, la breve aparición de Rihanna deja mucha más huella que los dos anteriores.

        En definitiva, un film fantástico para pasar un buen rato acompañando a esta pareja y sus aventuras, que en algún momento parece ir a caer en la ñoñez pero que se recupera rápidamente y que ofrece momentos muy entretenidos.

La Nota de La Noche: