El mundo Orco está muerto. Un hechizero, un portal y un nuevo mundo que conquistar. Ese mundo se llama Azeroth y se va a enfrentar al mayor y más temible enemigo jamás afrontado.
Vuelve Alicia y vuelven los dilemas morales. ¿Debe una mujer acatar lo que la sociedad considera apropiado para ella aún cuando eso significa abandonar todo anhelo de realizarse en la vida? Esta pregunta no encontrará respuesta inmediata pues la susodicha acabará de nuevo en el País de las Maravillas intentando salvar de una oscura enfermedad a su amigo el sombrerero mientras hace de Marty McFly a través del tiempo.
Resulta que lo que creíamos puras creencias y religión fue realidad. En el antiguo Egipto los mortales vivían bajo el reinado de los dioses, unos titanes con la capacidad de mutar en animales con armadura en plan Caballeros del Zodiaco...
La nueva entrega mutante nos viene a contar que esto del mutantismo viene de mucho antes, exactamente casi desde el comienzo de la civilización, cuando un ser con la capacidad de prolongar su vida a través de las de otros y con una enfermiza obsesión con destruir y rehacer los ordenes establecidos gobernaba con mano de hierro...
Molly (Amy Poehler) tiene una pequeña tienda de chuches. Joel (Paul Rudd) trabaja para una gran empresa de chuches que va a abrir justo enfrente de la anteriormente citada. Ambos coinciden en una fiesta como cita a ciegas y se acaban... detestando.
Martha McKay (Anna Kendrick) cruza su camino con Francis (Sam Rockwell) y el flechazo es mutuo. El problema es que Francis en realidad es "El Payaso" un super-sicario en busqueda y captura y con un particular modus operandi: elimina a los que lo contratan para eliminar a otras personas.
Joy es una joven divorciada que se encarga de cuidar a su hija, a su madre e incluso a su ex-marido, todos bajo un mismo techo. A esta agobiante rutina se le une el hecho de la llegada de su padre, cuya última pareja lo ha echado de casa. Pero Joy ha tenido una idea. Un invento. Solo necesita el dinero para hacerlo realidad...