En esta ocasión los Warren tendrán que viajar a Londres para tratar de ayudar a una madre soltera cuya casa parece estar habitada por espíritus nada amistosos.
El Doctor Strange tiene que emprender un viaje de sanación tras sufrir un duro revés de la vida. Dicho viaje le abrirá las puertas a un mundo que no podía ni imaginar y que lo colocará en medio de una lucha ancestral.
Una vez más intento ser imparcial y me propongo disfrutar de un entretenimiento ligero y sin pretensiones, pues no hay otra manera de enfrentarse a esta secuela de una franquicia que me dejó ya un regusto amargo con su episodio de orígenes.
Lou Clark ( Emilia Clarke para más señas) va a tener una dura prueba que superar al tener que tratar en su nuevo trabajo con Will Traynor ( Sam Claflin), un joven triunfador que ha visto su vida truncada por un inesperado giro de la vida.
El joven Conor tiene ante sí la difícil prueba de afrontar la más que posible muerte de una madre en estado casi terminal. Su imaginación será el arma definitiva para superar semejante trance.
Un empresario desalmado. Un pueblo aterrorizado. Una mujer buscando justicia venganza. Estos son los ingredientes necesarios para un duelo a muerte entre el bien y el mal. Esto es: LOS SIETE MAGNÍFICOS.
Newton Knight es un desertor del ejército confederado que vuelve a su casa de Mississippi para, a partir de ese momento, huir de sus perseguidores a la vez que, con ayuda de otros de su misma condición, intenta hacer frente a la corrupción de estos últimos con la población local
Jacob ( Asa Butterfield ) ha crecido a la sombra de las historias que su abuelo Abe ( Terence Stamp ) le contaba sobre su propia juventud en el hogar de una tal Miss Peregrine y los niños a su cargo. Tras un trágico acontecimiento éste decide averiguar la verdad sobre dichas historias.
Tito Gibson es un ex-convicto y ex-alcohólico que tendrá que romper todos sus autolímites para poder salvar la vida de su reaparecida hija de las garras de unos despiadados traficantes.