THE VOICES, en tierra de nadie.

Dir: Marjane Satrapi (2014)

           Todos recordamos a grandes villanos con gatos como mascotas: el Blofeld de 007, el profesor Mad del Inspector Gatchet e incluso el Doctor Maligno de Austin Powers. Bueno, pues The Voices sería un intercambio de papeles en el que la mascota acaba siendo Ryan Reynolds y el gato es la mente pensante que esta obsesionada con su plan de llenar neveras.

           The Voices trata sobre un esquizofrénico asesino en serie que, por supuesto no sabe que es un asesino en serie. Así de simple. Oye voces pero las personifica en la figura de sus dos mascotas: un perro y un gato que vienen a dar respuesta a su necesidad de dar fuerza a sus convicciones representando uno el bien y el otro el mal y que, además vive en una realidad trastocada, embellecida a su gusto para ignorar la fealdad del mundo.

            Cuando he visto esta película lo he hecho pensando acercarme a una comedía. Error. The Voices no debería estar catalogada como tal sino como una dramedia. Un drama que tiene algo de humor, por supuesto humor negro, demasiado. Ese es su problema. La película cae en un pozo de oscuridad, las situaciones son un tanto escalofriantes -no hay gore ni escenas desagradables en ella- y en muchos momentos ves como la seriedad se apodera de un conjunto que no acaba por decidir cual de los dos caminos tomar: la directora no hace caso ni al perro ni al gato, no opta por seguir la senda de la oscuridad total y rematar una jugada maestra o escoger la luz de una comedia más ligera sino que nos hace transitar por una senda intermedia demasiado incomoda como para ser disfrutada.

            Esto todavía es mucho más chocante cuando nos presentan unos títulos de crédito finales en el que los actores de la función, Ryan Reynolds, Gemma Arterton y Anna Kendrick entre otros, nos cantan una divertida canción que rompe completamente con el tono que el film ha tomado.

Una película, en definitiva, extraña que queda en tierra de nadie.

La Nota de La Noche