lunes, 29 de agosto de 2016

EDDIE EL ÁGUILA, sobredosis de buen rollo.

Dir: Dexter Fletcher (2016)


         Eddie es un escayolista, un tipo algo especial que siempre ha querido participar en unas olimpiadas y que, a punto de tirar la toalla, descubre un resquicio con el que poder lograrlo: el salto de ski.



          Cuando de un biopic se trata, o algo similar, siempre hay que hilar fino a la hora de saber desgranar la paja del trigo y poder leer entre lineas así como poder hacerse una idea propia de lo que realmente aconteció en tal o cual momento. Eddie el Águila es un biopic casi deportivo al que se le puede perdonar toda licencia aportada pues termina consiguiendo un conjunto la mar de blanco y divertido. No me entendáis mal al decir divertido como si esto se  tratara de una gran comedia. No voy por ahí, ya que lo que intento decir es que a raíz de contar la vida de este Eddie el águila, cual suerte de Forrest Gump de la vida real, queda un producto la mar de satisfactorio y digerible, algo en principio difícil si te empiezo a vender la película diciendo que va de un saltador de esquí. Vamos, lo siguiente es abandonar la misma habitación en la que acabo de hacer dicha afirmación y dejarme con la palabra en la boca.



           No señor, Eddie el Águila triunfa gracias al buen hacer de Dexter Fletcher ( actor reconvertido a director y que ya trajo la interesante Amanece en Edimburgo), por su manera distendida, entretenida, ligera, amable y vivaz de contar las casi desaventuras de este Eddie Edwards, un completo perdedor que, con ayuda de otro perdedor, a finales de los 80 encontró la manera de participar en unas olimpiadas de invierno sin tener casi ninguna de las cualidades necesarias exceptuando una fuerza de voluntad y una fijación/ obsesión dignas de medalla y recordándonos que nada es imposible.


           Dando vida a este Eddie tenemos a Taron Egerton que está impresionante en su transformación facial para dar vida al personaje que interpreta. Estoy seguro de que más de uno ni se percatará de estar ante el protagonista de Kingsman, y ya si en aquella me resultó simpático en esta se ha ganado mi total respeto. También es de agradecer la aparición de Hugh Jackman como buen secundario haciendo de señor Miyagi de los esquies, pues su desparpajo y carisma no hacen más que mejorar la función.


           Otro punto a tener en cuenta es la vivida experiencia trasladada a la pantalla de vivir un salto de ski cuyos cúlmenes son el salto de Jackman y el que cierra la película, un total subidón en el que de repente la música ochentera de sintetizador que hemos estado disfrutando durante toda la película toma completa forma y deriva automáticamente en el JUMP de Van Halen mientras a Bo Derek le dan lo suyo. Un punto total y un completo subidón inmejorable con el que acabar una película a mi entender.

Atreveos a dar el salto. Recomendación de La Noche.

La Nota de La Noche









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