martes, 17 de octubre de 2017

BLADE RUNNER 2049, una "réplica" de secuela.

Dir: Denis Villeneuve (2017)


         Estamos en el año 2049 y los replicantes de nueva producción están legalizados en la Tierra. Solamente quedan algunos modelos antiguos a los que siguen dando caza los Blade Runners. En medio de dicha caza, el Blade Runner agente K ( Ryan Gosling ) descubrirá un secreto que puede alterar el orden de su mundo.


         Cuando uno era chaval, chaval de ocho, nueve o diez años, las imágenes más impactantes, sorprendentes e intrigantes que te podías encontrar en la televisión de aquellos años eran los fragmentos de una película llamada Blade Runner. Esa y, casualmente, otra del mismo director: Alien eran las que más captaban tu atención.  Así se puede resumir lo que era en parte la ciencia ficción para este que aquí escribe.


         Claro está que no averigüé hasta unos años más tarde gracias al videoclub que esos fragmentos de escenas que tanto me fascinaban pertenecían a la ya nombrada Blade Runner. Una película que me he tragado en todas sus versiones posibles, con voz en off, sin voz en off, con unicornios, sin unicornios, montaje del director. Curioso, pues la película en sí no parece nada del otro mundo pero tiene algo que te atrapa y que una vez que estás ante ella te obliga a verla hasta su desenlace.


       Y he aquí que he encontrado muchos paralelismos entre aquella y esta que hoy nos ocupa. No es cuestión de entrar a dilucidar si es mejor o peor que la original pues no debería tratarse de ello. Cómo ya he dicho me gusta mucho Blade Runner pero he de decir que tanto la historia de la primera como la de esta que nos ocupa no son en realidad nada del otro mundo, más aún cuando hemos visto todo lo que hemos visto en estos años y ya nada impresiona a nuestro automatismo visual.


        Blade Runner 2049 es una digna secuela de la película Blade Runner. Es continuista, cosa de agradecer, y sigue la senda de la distopia de cine negro de corte futurista con toques de cine de acción, toques estos que al igual que en la anterior, tienen una muy fútil presencia en pantalla. Sus mayores virtudes nuevamente están en la forma y no en el fondo, volviendo aquí a reiterar que no es su guión un prodigio de la narrativa y, de hecho, algún buen agujero he detectado. Su diseño de producción, sus efectos perfectamente integrados, su preciosa fotografía, su sonido contundente y la funcional y aseptica banda sonora a cargo de Hans Zimmer y un cada vez más en boca de todos Benjamin Wallfisch hacen de esta película una experiencia en momentos hipnótica ante la cual merece la pena dejarse llevar.


         Es cierto, y aquí muchos coinciden, en que la película peca de cierto exceso de minutaje. Sus 163 minutos se le pueden hacer largos a más de uno que se siente despistado esperando ver un espectáculo palomitero y no una película de toque melancólico y triste que llega a ser en más de un momento bastante intimista. Justamente son esos los momentos que quizás lastran un poco el tempo ya de por si contemplativo del metraje pero hay que reconocer que incluso dichas escenas son exquisitas y una vez valoradas no las retiraría del metraje. 


           En cuanto al apartado actoral podemos disfrutar de un buen casting compuesto por una cada vez más en alza Ana de Armas, un Jared Leto especializado en papeles rarunos, una sobria Robin Wright, un entregado Harrison Ford ( cuya aparición es bastante tardía ) y un Ryan Gosling al que parece irle el papel como un guante, pues la verdad es que parece tener la misma cara en todas sus películas y estoy por denominarlo "el actor que hablaba con los ojos", pues su expresividad facial es siempre la misma. 


        Es digno de elogio el que tanto productores como director hayan optado por la vía que han tomado y no hayan cedido a presiones de marketing para lanzar una película de consumo rápido y que, sinceramente, habría molestado mucho a los que no queríamos oír hablar de Blade Runner treinta y cinco años más tarde. Aquí por lo menos se puede apreciar que hay un tono de respeto y cariño por el original y una sensación fehaciente de que le quieren rendir sincero tributo.


        Como conclusión estamos ante una muy interesante y notable película que seguramente valdrá la pena revisionar más de una vez en el futuro y que seguro que va a ir ganando con cada uno de sus visionados. Difícil es, no obstante, que le haga sombra a la impresión que Blade Runner 2019, por diferenciarla, ha dejado en la mayoría de los que amamos el cine de ciencia ficción.

La Nota de La Noche





 







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