Dir:Pablo Berger (2012)
Al igual que el blanco y negro de la película la historia y el director de Blancanieves, Pablo Berger, nos hace ir de las luces a las sombras en esta historia que viene a ser una traslación al mundo castizo y del toreo del cuento de Blancanieves, aunque solo sea en su parte final y en la similitud y coincidencia de un nombre y una manzana, pues, hasta ese momento, lo que hemos visto es a todos los efectos "La Cenicienta".
Las luces vienen representadas por la presencia carismática y mirada luminosa de una Macarena García que atraviesa la pantalla. Me alegro por ello porque a la pobre le había cogido manía en su serie B&B, en donde le tocó un papel y unas tramas nada agradecidas, y aquí, aún siendo un papel anterior si que veo su verdadero potencial.
Por otro lado las sombras las pone en bandeja una Maribel Verdú que hace del mal y la envidia ocupación a tiempo completo y que completa el díptico en el que se apoya la película para que funcione, sin olvidar en otros papeles más cortos a Daniel Giménez, Ángela Molina e Inma Cuesta.
A primera vista una película en Blanco y negro, muda para más inri, y encima de más de hora y medía se hacía cuesta arriba pero lo básico de su propuesta así como la buena mano de su director hace que en ningún momento la duración pese al espectador, y eso que el tema de los toros es un punto espinoso a día de hoy y, mucho más para los que estamos concienciados con el maltrato animal, pero Berger sabe como sortear estas espinas y ofrecer una salida honorable, además, no sería correcto negar una realidad de nuestra historia, como tampoco lo es negar otras realidades.
Blancanieves sabe como atrapar gracias a su simple combinación de ternura, histrionismo, emotividad, comedia y rabia sobre lo que ocurre en pantalla con una agilidad y ligerezas asombrosas que hacen que te plantees si no sería mejor que muchas películas fueran así. Sencillas, directas y elegantes...y tristes.
La Nota de La Noche
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