miércoles, 21 de octubre de 2015

CAPERUCITA ROJA, ni el lobo la quería.

Dir: Catherine Hardwicke (2011)

                     
                ¿Es capaz un gato de acabar con una vida humana? Esta es la reflexión que este semi-engendro-frankensteriano me ha incitado a cuestionarme. Como mi amigo, el Sr. Manuel Becerra, ya matizó en su día, eso que campa a sus aires por esta película no era un lobo, sino un gato, o a lo mejor es que el lobo de marras era un guarro de cuidado y tenía las garras más llenas de bacterias que el WC de Freddy Kruger, no se, la verdad lo dejo en el aire y que cada uno juzgue.


  
                Esta Caperucita Roja goza de una ambientación que es muy buena pero, lamentablemente, los productores crepusculianos (Twilight, para los amigos extranjeros) hacen nuevamente de las suyas y fagocitan todo lo que se podría haber aprovechado para construir un castillo de tensión, misterio y amenaza, incluso gore, si hubieran seguido la senda de Sleepy Hollow , en una historia amorosa acaramelada y melosa que no cuaja dentro del relato ni con el ambiente de sentida intensidad que deberíamos percibir. Aunque lo nombre aquí, todavía sigo marcado por la escena del baile...

                Lo versión vista es un "extended Cut" con la cual acabé echándome una gran carcajada provocada por el sentimiento de bochorno justo antes de los títulos de crédito y así evitar el echarme a llorar.
              Por último, yo no se el resto, pero ya había averiguado quién era el lobo a partir de la segunda muerte.  Sleepy Hollow será recordada, de Caperucita Roja no se hablará si no es para hacer mención de una broma pesada

Y todavía le ponen la coletilla de ¿A quién tienes miedo?...

La Nota de La Noche:







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