miércoles, 14 de octubre de 2015

HOOK, el sueño infantil de Spielberg

Dir: Steven Spielberg (1991)


                Los que tenemos una edad recordamos el primer teaser de Hook en cines, aquella música super aventurera de John Williams mientras la cámara recorría un mapa de Nunca Jamás. Si alguien podía generar Hype con tan poco ese era Spielberg en una época donde ni siquiera sabíamos lo que era el hype o que demonios era un teaser. Entonces llegó la película y....




             Desde su estreno en el año 91 la opinión que he tenido siempre sobre esta "Hook" ha sido la de ver un film de aventuras lastrado por una mentalidad muy adulta para lo que debería ser un film de evasión y que chocaba frontalmente con escenas completamente alejadas de este planteamiento al mostrar una serie de situaciones de lo más infantiles, dando forma a un conjunto que no llegaba a cuajar. En resumidas cuentas, me había parecido un truñete cojonudo.


             Bien,imagino que es por la edad, la experiencia,-o como decían en "En busca del Arca Pérdida" el rodaje-, la paternidad y muchas otras cosas pero en esta ocasión y, en compañía infantil, el exceso de azúcar de esta película si ha podido conmigo, llegando a emocionarme en varias ocasiones.

             Si, así es amigos. Lagrimitas de plañidera cuando he visto nuevamente determinadas escenas de Hook que, básicamente, aborrecía desde siempre, pues el estreno me cogió en una época donde esperaba ver cosas mucho más emocionantes y menos "plastilina" para comer, -por cierto que esta y cierta escena hacia el final me siguen pareciendo infantiloides y carentes de toda gracia a rabiar-, pero ahora puedo entender que le rondaba a Spielberg por la cabeza cuando se decidió a llevar esta peculiar película a la gran pantalla.

               Recuerdo que se criticaba o critica a Dustin Hoffman por su papel de Cápitan Garfio debido a su histriónismo en pantalla. Soy de una opinión totalmente contraria; Hoffman como Hook está maravilloso y consigue que la película remonte junto a la compañia de Hoskins como Smee, mientras que el pobre Robin Williams sigue siendo lo más flojillo del espectáculo junto con una sosísima Julia Roberts, así que en este caso y como ocurre muchas veces en Nunca Jamás yo elijo bando y elijo ser Pirata.

             Seguiré manteniendo que para nada es una película perfecta; se le nota la tijera en varias escenas que quedan un tanto deslavazadas y se hace un poco larga, pero seguiré disfrutando con el histrionismo de Hoskins y Hoffman, el diseño de producción, la forma de rodar de Spielberg y la maravillosa BSO de John Williams que compré incluso antes de que se estrenara la película.














La Nota de La Noche:












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