Dir: Joe Dante (1989)
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A la luz plena del día,
¡no te acerques todavia!
Cuando llega la oscuridad,
¡vigila la vecindad!
Le damos al rewind y retrocedemos hasta el año 1989, fecha en la que se estrenó The ´Burbs ( No Matarás...al vecino). Todo un acontecimiento si por los antecedentes nos teníamos que llevar. Por un lado teníamos a Joe Dante, director que nos había hecho llegar películas que siguen en el subconsciente colectivo de una generación como son Gremlins, Exploradores o la previa El Chip Prodigioso. Por el otro lado Tom Hanks, el niño bonito de las comedias, y que acababa de dar la campanada con "Big". ¿Con estas dos cartas ganadoras qué podía fallar?
Pues la cosa es que lamentablemente la película pinchó en taquilla e incluso llegó a llevarse el Razzie. Ojo, que ya hemos visto que los Razzies de aquellos años poco tienen que ver con los actuales y no es la única vez que este premio ha caído en manos de productos muy queridos para muchos de nosotros.
Si me tengo que retrotraer a ese año 1989 en el que vi la película debo reconocer que me gustó. Recuerdo habérmelo pasado bien durante la sesión pero que me quedó una ligera sensación de decepción al esperarme una comedia más comercial y un elemento sobrenatural en el desenlace que nunca llegó ( cosas de la edad ).
A fecha de hoy es de mis películas preferidas. Adoro cada uno de sus planos, ideas locas, música y actuaciones. Llamadlo placer culpable, pero poco culpable me siento yo al ser fan de esta película.
No matarás...al vecino es una comedia con toques macabros. Muy bufonesca e irónica en todo su metraje y con muy buena mano detrás dirigiendo todo el cotarro. Desde su inicio deja muy claro cual va a ser el tono: una sátira exagerada.
Para el que no haya tenido la suerte de verla todavía, No Matarás al vecino nos sitúa en una calle en la cual uno de los vecinos desaparece de la noche a la mañana por lo que directamente el resto sospechará de unos nuevos vecinos de cuya casa surgen extraños ruidos cada noche.
Corregidme si me equivoco pero creo que fue una de las primeras películas que jugaba con el logo de Universal, haciendo un picado sobre el globo terraqueo para terminar en una toma cenital que poco a poco se va acercando al vecindario de Mayfiel Place, lugar de los hechos a relatar (años más tarde veríamos algo parecido en Waterworld). Finalmente la cámara nos posiciona sobre una misteriosa y descuidada casa de cuyo sotano surge un fuerte ruido acompañado de una deslumbrante luz. Ante la casa se encuentra uno de los protagonistas de la película, Tom Hanks, que no sabe si acercarse a la casa de sus vecinos o volverse a la suya. Maravillosa introducción que no ha tardado ni un minuto en tenernos interesados y con una sonrisita en el rostro gracias también a la exagerada y tenebrosa música de Goldmith.
Deslumbrante es la presentación del resto de personajes de la función, es decir, del vecindario. Dante sigue al repartidor de periódicos, el cual pasará por las casas de Ray Peterson (Tom Hanks), Walter Seznick ( Gale Gordon) y el teniente Mark Rumsfield (Bruce Dern) y su mujer. En menos de nada nos dejará claro que Rumsfield es un fanático de lo militar que no se lleva con Walter y que tiene como vecino más directo a un gamberrete al que da vida Corey Feldman. En cuanto Peterson entre en su casa descubrimos que está casado con Carol (Carrie Fisher) y que tiene como vecino al gorrón de Art Weingartner (Rick Ducommun), un metomentodo glotón que se dedica a asaltarle la nevera para acabar desayunando costillas. ( ¿No se por qué no habrá querido desayunar los cereales Gremlins?) Todos tienen una conversación en común: la casa de los misteriosos nuevos vecinos a los que nadie ha visto, los Klopek.
A partir de este momento asistiremos a una serie de situaciones la mar de histriónicas y divertidas en las que el trío principal de protagonistas, Hanks, Dern y Ducommun, se comportarán como niños paranoicos que juegan a la guerra y a los espías. Aquí es donde creo que está su acierto y que, a la vez, es lo que hizo que no gustara a mucha gente. Se la tildó de tonta, pues no se entendió esa actitud infantil de los personajes, reforzada por la música de Goldsmith. Pero para el que sepa asimilarla básicamente es como ver una película de chavales pero con adultos en su lugar. Ya se encargan los propios actos de los personajes en dejarlo claro: la escena con las abejas, su manera de enfrentarse a los vecinos dejándoles notas por debajo de la puerta, su incursión en el camión de la basura ( divertido dialogo con los basureros: - ¿Recoger la basura? ¿y echarla dentro del camión? ¿Están uds locos? ) -resalto aquí la aparición de dos de los secundarios fetiches de Dante haciendo de basureros: Robert Picardo y Dick Miller-, la histérica escena con el fémur, cuando Carol les dice que Ray no puede bajar (a jugar) o su infiltración en la casa de los Klopek.
Estos Klopek, Henry Gibson, Brother Theodore y Courtney Gains, representan todo lo oscuro y tétrico de la historia. Marcada por la potente música de Goldmith cada una de sus apariciones tiene ese toque macabro, pues macabros y tétricos es como los imaginan los vecinos. Mientras nosotros asistimos a este festival de cuasi-terror Joe Dante intenta construir una crítica sobre la poca aceptación que hay a lo diferente y lo snobs y cerrados que suelen ser los barrios residenciales.
Hablando de Jerry Goldsmith el trabajo que desarrolla en No matarás al vecino es de elogio. Vamos a asistir a un festival músical de lo más variado. Según convenga veremos como usa música de lo más tétrica, acompañando de organo como si se tratara de una película de terror, temas que nos recordarán a Potergeist, para otra escena hará una recreación de la música para Westerns de Morricone, con sonido de tiros incluidos, mientras Dante se dedica a hacer zooms a los ojos de todos los personajes incluyendo al perro de Walter, para las escenas de Rumsfield usará marchas en plan Patton, y así sigue enfatizando en cada escena el espíritu cartoonesco de la película.
No matarás al vecino es una película infravalorada y no apta para todos los paladares. O entras en su juego o te quedas fuera. No ofrece toneladas de risas, pero en cambio nos da una maravillosa ración de buenas actuaciones y caracterizaciones por parte de unos personajes supercarismáticos, que pululan por una película muy bien dirigida y con gags visuales muy buenos, jugando con muchos clichés de aquí y allá, elaborando un complejo pastel de sabor único y peculiar, disfrazada de comedia macabra.
No Matarás...al vecino no se entendió. Suele pasarle a muchos productos que llegan antes de su tiempo. Quizás fuera por su crítica a la sociedad americana, que se dice muy liberal pero resulta que es altamante conservadora. Lo que está claro es que fue un fracaso en su paso por los cines y solo el videoclub y los propios fans de la película somos los que la tenemos en muy alta estima y seguimos esperando que Joe Dante vuelva a darnos alguna alegría más.
Personalmente, y como decía Corey Feldman, "a mi me encanta esta calle" y para el que no, pues siempre habrá una ración de galletitas con sardinas preparada.
La Nota de La Noche:
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